MERITOCRAZY

Diego Bianchi

Curaduría: Alfredo Aracil
1 de Agosto - 28 de Septiembre 2019

Pasto presenta Meritocrazy, una colaboración con la galería Jocelyn Wolff de París. El proyecto expone una colección de calzado producida por Diego Binachi, en una instalación de vidrios y soportes que retuercen el uso anterior del local donde ahora se ubica la galería. Una vuelta a las antiguas casas de modas y al régimen escópico que tramaban: la tienda con vidriera abierta a la calle. El querer-ver, querer-tener, avanzadilla de lo privado en el espacio público y, sobre todo, una invitación al consumo de objetos de deseo que son modos de vida.

Para la ocasión, Bianchi ha imaginado una línea de calzado que, a primera vista, puede parecer distópica o postdiluviana. Una escena propia de un futuro más cercano al heroísmo dark de Mad Max que a los cosmovisiones armónicas y la ecología soft de, por ejemplo, un Avatar. Y que sin embargo alumbra una instantánea no ya del futuro, sino de un presente más cercano, de un presente aplanado por un realismo capitalista que, a base de medicación, desencanto y pragmatismo, se muestra monolítico, sin fisuras ni alternativas. Un tiempo en el que consumir es adaptarse. Y caminar es arrastrarse sobre un horizonte de crisis estructural y violencia. Tacos, zapatillas y plataformas, entre la escultura, el objeto encontrado y el collage tridimensional que se vuelve prótesis, donde la convergencia entre mirada, deseo y consumo se retuerce un poco más. Se hace perversa o, directamente, se hace miserable. Como los tiempos que corren, cuando la extracción de recursos y energías se da a nivel cutáneo, en un plano aspiracional y meritocrático, a la vez consciente e inconsciente.

Andar como zombies, durmiendo poco. Desfilar sobre la pobreza, reproduciendo los lugares comunes de la crítica y la filosofía de moda, entregados a la producción y el consumo de creatividad y de deuda, al interior de una arquitectura fantasmal de reflejos e ilusiones. Como la arquitectura de cristal que el artista ha armando el artista en la galería, multiplicando y superponiendo imágenes que dan lugar a una cascada de percepciones y sensaciones tan fetichistas como monstruosas. Para desorientarnos aun más, modelizados por una ergonomía que no significa sino capacidad de adaptación al sistema. Un placer se que se vuelve mero goce. Y que ni siquiera resulta placentero.

En la inauguración la muestra tomará el aspecto de un desfile de moda que, en realidad, se parece más a un happening.


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