Una moneda
Santiago Licata
Curaduría: Benjamín Felice
11 de Noviembre - 28 de Enero 2023
Una imagen que veo alrededor de un reflejo, la luz y el hacer
En una ruta provincial, al sol de la siesta, un artesano de mates
puja figuras sobre el aluminio con un cincel. Sus ojos se entrecierran por el reflejo
del sol, mira hacia su sombra y sobre su silueta, el vapor escapa. Las gotas de
sudor que corren por sus párpados lo hacen pestañear y en destellos proyectados
en el pavimento gris, el movimiento que ejerce con fuerza controlada y minúscula
sobre el cincel hacen que los reflejos de sus figuras jueguen con las sombras. El
haz que reflejan atraviesa el horizonte llano, brillando como piedras preciosas
sobre arena, encontrándose por observadores lejanos, como puntos de luz en
el horizonte.
Luz solar en una moneda
En la fenomenología de Santiago Licata, la luz aparece como una
entidad anímica que toma control sobre el objeto que refleja y lo hace destellar,
vaporizarse y perder su densidad. Esta luz anima, va de la figuración hacia la
pura materia y de la materia al fenómeno. Una conversión de haz en imagen/
imagen en haz que se acopla hasta generar una nebulosa cargada de
matiz, sutileza y brillo. Esto hace que esta luz, tenga su propio comportamiento
y así gana un cuerpo, una entidad, ojos y facciones. Estos rostros resultantes e
insolados nos guían a buscarles entre obras, entre distancias y espacios de silencio
que van desplegándose de la bidimensionalidad hacia la escultura.
En los dedos enormes del sol, la luz ánima entra en su dimensión
más amplia, donde tanto representación, figuración, fenómeno y materia nombran
su motivo en detalle. Ahí, el cuerpo de la luz, encuentra por completo su
forma, convirtiéndose a sí misma en símbolo. En cambio, evasivas, sobre el lomo de las palomas, estos rostros antes luz, aparecen suaves abriendo en un relato
de metamorfosis que parte del simple fenómeno de un destello. Se manifiesta en
su comportamiento, como escapando o persiguiendo un punto: el movimiento
animista de su fenómeno oculto. Una moneda, tiene su consigna oculta en la
representación de su fantástico relato de materias reversibles, recortes de un
lugar oculto en las imágenes, fragmentos de una ficción destellante, imágenes
que pienso, caen lenta y constantemente sobre una superficie acantilada y sutilmente
áspera que va erosionando en cadencia y dejando leer las formas
elementales de su figuración.
Una imagen que pienso alrededor de una moneda
La extensión del horizonte árido, me ha dejado sesgado, somnoliento,
sediento y agotado. Me siento en el cordón de una vereda, silba el
vapor del pavimento y siento las plantas de los pies calientes. El brillo del sol no
me deja ver algunos colores, no veo rojos ni amarillos, todo pareciera ser
blanco y un poco azulado. Mis dedos secos y terrosos contrastan con mi frente
mojada, me quito las gotas de transpiración de la nariz y en mi mano se dibuja
una línea negra de tierra convirtiéndose en barro mientras cae. Mi sombra se
preocupa, le ofrezco el barro de mis manos, su cuerpo de concreto caliente me
acoge y nos lleva hacia adentro la oscuridad.
Benjamín Felice
